POR PROF. HUGO A.
DIRECTOR CEIC
A casi 40 años de haber iniciado mi labor educativa puedo ver que, en el proceso de educación, a veces perdemos el enfoque de lo verdaderamente importante.
Por años perseguimos el espejismo del nivel académico, que los alumnos supieran más y mejor de todo, el ya muy criticado “enciclopedismo”. Es indispensable aprender conocimientos al educarnos, pero no podemos perder de vista el para qué.
En toda mi carrera, jamás he tenido que desarrollar un sistema de ecuaciones cuadráticas con doble incógnita, para solucionar alguno de los muchos conflictos que se llegan a presentar en el desarrollo de mis actividades y deberes, ¿De qué me ha servido aprender esas complicadas operaciones? De manera rápida puedo decir que en nada, con más perspectiva puedo ver que en el proceso de aprender a resolver las ecuaciones tuve necesidad de desarrollar mi capacidad de atención y concentración, además cuando finalmente las dominé mi sentimiento de logro y confianza en mí mismo aumentó, me di cuenta que puedo lograr lo que me proponga.
Reflexione que adquirir conocimientos no es lo más importante, el conocimiento es el “espacio” en el que el alumno descubrirá y desarrollará sus capacidades mentales para conocer y comprender el mundo, y más importante aún, para conocerse y comprenderse a sí mismo.
Comprendí que la práctica de la guitarra, el canto, el baile o el dibujo en la escuela no son para que el alumno sea músico o bailarín, es para que descubra que puede lograr lo que se proponga.
EL deporte no es por el deporte en sí, es para pulir su carácter, su responsabilidad, amistad, compromiso, voluntad, para que sepa que puede.
Las fórmulas de física o de geometría son importantes, pero la más importante es que conozca la fórmula de su felicidad.
“El conocimiento es el medio en el que descubres y desarrollas tus capacidades mentales para conocer y comprender el mundo, el conocimiento más importante es conocerte a ti mismo. La conjunción de ambos conocimientos es que descubras tu espacio en el mundo.”
CEIC
